miércoles, 28 de marzo de 2007

La pérdida de los derechos laborales


La pérdida de los derechos laborales
Desde los albores de la Revolución Industrial el proletariado internacional ha luchado por sus derechos, primero fue bajo y la acción del ludismo y las trade unions y más tarde bajo el mando de sindicatos más complejos en su forma de organizarse y actuar, el viento de las ideas marxistas recorría las fábricas de los países industrializados en Europa, había una masa de trabajadores concienciados y unidos dispuestos a luchar contra la explotación de la clase burguesa. Gracias ha esta unidad las condiciones de vida de la población mejoraron considerablemente, reduciéndose las jornadas laborales, obligando al empresario a otorgar vacaciones pagadas a sus empleados, obteniendo nuevos derechos como la sanidad y la educación gratuitas... No fue un camino fácil ya que hubo multitud de asesinados y detenidos de ideas revolucionarias por parte de un capitalismo y una burguesía capaces de precarizar la vida de la mayoría de la gente honrada con tal de no disminuir sus beneficios. Actualmente todos esos derechos se dan por supuesto y los trabajadores han olvidado cuanto sacrificio costó su conquista, ya casi nadie se acuerda, por ejemplo, de los militantes del PCE y CCOO encarcelados durante el franquismo por defender la democracia y los derechos de los trabajadores, mientras que el PSOE pactaba con los servicios de inteligencia norteamericanos una transición al servicio de los intereses de la burguesía y del imperio genocida yanki, sin juzgar a ningún criminal de guerra fascista mientras que desde ningún sector de la derecha se criticaba a la dictadura. Afortunadamente el sacrificio de tantos compañeros no fue en vano, en la Constitución de 1978 se reconocieron una serie de derechos laborales como el derecho a estar sindicado, el derecho a huelga o el derecho a la negociación colectiva del convenio laboral. Sin las numerosas movilizaciones de los sindicatos (producidas por una clase trabajadora concienciada) durante la transición, la nueva constitución no hubiera sido tan benevolente, teniendo en cuenta la clásica falta de escrúpulos y respeto de la clase alta española con las clases populares. En la actualidad, 30 años después la situación ha cambiado, hemos pasado de una etapa de conquista de derechos a una época de desunión, desmovilización y perdida paulatina de las conquistas anteriores. Los políticos de los dos grandes partidos se llenan la boca defendiendo la constitución pero a la hora de la verdad no se preocupan por garantizar el cumplimiento de los derechos que en esta se recogen, el trabajo temporal y precario están fulminando todos los derechos laborales ¿Por qué? Porque los contratos temporales obligan al trabajador a adoptar una actitud sumisa ante la empresa, si secunda una huelga sus supervisores tomarán nota, si tiene alguna objeción o queja más de lo mismo, al igual que si se afilia a un sindicato de clase ( no confundir al sindicalismo auténtico con los sindicatos amarillos creados por la patronal de las empresas para tener controlados a los trabajadores) esto provoca que si un trabajador temporal pretende defender sus derechos tarde o temprano perderá el empleo ya que su contrato no será renovado, según datos de la UGT en España mas de un 30% de los contratos son temporales(la media de la UE es de un 15%) y están implícitamente indefensos ante los ataques de la patronal. Pero por desgracia los trabajadores temporales no son los únicos afectados en esta progresiva pérdida de derechos que nos impone el neoliberalismo, una gran parte de la población trabaja subcontratada, esto significa que los trabajadores realizan su trabajo en empresas ajenas a la suya por lo tanto no pueden integrarse ni en ningún comité de empresa ni en ningún sindicato, estos contratos además perjudican seriamente el salario del trabajador ya que dos empresas se llevan parte de la plusvalía que este genera: la empresa contratante y la empresa en la que realiza su trabajo, por lo tanto, gana menos que un compañero de su mismo puesto que no esta subcontratado aunque realice la misma labor, una vez más la constitución es papel mojado y la dialéctica de los grandes partidos queda reducida a frases con buenas intenciones pero carentes de contenidos. Aunque la peor parte de la precariedad se la llevan los trabajadores inmigrantes ilegales que al igual que los esclavos en la antigua Roma carecen de cualquier tipo de derecho y pueden ser despedidos en cualquier momento por su patrón, por desgracia no se puede saber cuantas personas están viviendo en esta situación pero lo que se da por supuesto es que no son un colectivo minoritario precisamente, ¿cuántas empleadas del hogar trabajan sin contrato?¿Y obreros de la construcción?¿Y agricultores? Otro factor que empeora las condiciones laborales es la progresiva pérdida de combatividad de los sindicatos debidos entre otras causas a la burocratización que han sufrido a lo largo de los años, es frecuente ver a dirigentes sindicales firmar despidos con la patronal, firmar el cierre de fábricas postrándose ante las exigencias de las multinacionales que deciden llevar su producción a países dónde la mano de obra es aún más barata y precaria. El ejemplo más tajante de la desmovilización sindical fue la aceptación por parte de CCOO y UGT de la última reforma laboral, que abarata el empleo, y reduce de 6 meses a 4 el cobro del paro por cada año cotizado a la seguridad social. Aunque no sólo es culpable la emergente burocracia sindical, en España menos de un 10% de los trabajadores está sindicado, así es imposible crear ni comités de empresa ni agrupaciones sindicales que representen realmente a los trabajadores y que tengan capacidad de defender sus derechos ante una situación económica como la actual dónde el beneficio de las empresas crece hasta límites impensables hace unos años mientras que el poder adquisitivo de la gente de a pie disminuye cada año. ¿Qué se puede hacer ante tal evidente empeoramiento de las condiciones laborales? En mi opinión hace falta que los trabajadores en la medida de lo posible se integren en sindicatos con capacidad para defender sus derechos realmente, por ejemplo CCOO en los lugares dónde predomina su sector crítico o la CGT, y en caso de irregularidades en los centros de trabajo denunciarlo ante la justicia, aunque España no se caracterice por el buen funcionamiento de ésta si es cierto que se han dictado sentencias ejemplares en relación con los abusos laborales de algunas empresas. A la hora de votar es necesario apostar por una fuerza política que plantee una alternativa viable y democrática al neoliberalismo, que defienda los derechos de los ciudadanos en vez de seguir precarizando el empleo, actualmente tan sólo Izquierda Unida tiene la suficiente fuerza y grado de madurez para plantear esta alternativa, un modelo que no busque el mayor beneficio de las multinacionales y los bancos, sino que busque la mayor calidad de vida posible para el conjunto de la sociedad. Àlvaro Alonso

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